jueves, 11 de abril de 2013

No más parches al transporte público


  
 El problema del transporte ha sido uno de los que más afectan desde hace décadas el desarrollo de Guadalajara, sin que hasta la fecha se hayan logrado  acuerdos consensuados entre gobernantes, técnicos y población en general, para darle solución definitiva.
   Gobiernos van y vienen y los diversos proyectos que se han planteado y ensayado no encuentran un cauce definitivo, porque sobre las opiniones de la gente que más conoce sobre el tema, se imponen luego intereses partidistas y personales que dan al traste con lo bueno que pudiera hacerse.

Un sistema que se cae de viejo e inservible

   Ante los vicios que arrastraba el transporte público de la ciudad desde los años 20 del siglo pasado, ya en los 70 se ensayaron proyectos como la introducción de trolebuses importados, que resultaron chatarra, así como la participación del Estado con sus propias unidades y a través de servicios concesionados a particulares.
   En los años 80 se creó la primera línea del Tren Eléctrico Urbano por la Avenida Federalismo, aunque desde entonces se insistía en que la solución definitiva para el problema del transporte en Guadalajara no era otro que el Metro convencional, solución que siempre se postergó por falta de recursos.
   En los 90 se estableció la segunda línea del Tren Ligero por Javier Mina-Juárez-Vallarta, y más tarde, en lo que parecen puras ocurrencias, llegaron los microbuses, macrobuses y choribuses.

Aristóteles Sandoval anuncia nuevo modelo

   Hace unos días el gobernador Aristóteles Sandoval anunció la creación de “un nuevo modelo de transporte público” a cargo de un comité integrado por el propio Ejecutivo estatal, transportistas y sociedad civil. Se habla de un reacomodo de rutas que tomará en cuenta la futura línea tres del Tren Ligero, misma que probablemente comunique a Guadalajara con Zapopan y Tlaquepaque.
   Lo cierto es que en materia tan importante para la vida económica y social de la ciudad,  como es el transporte, todavía no hay suficiente claridad. Lo esencial es que los nuevos proyectos se formulen con visión de futuro, en forma integral, optando por las mejores alternativas técnicas, y que una vez aprobados se mantengan como programa de obra pública por los sucesivos gobiernos, al margen de intereses personales y de banderías políticas. Basta de ensayos.

   Imagen: De la página Yo soy tapatío en Facebook.

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