Creatividad popular sin límite.
Hoy la clase
política mexicana no goza de sus mejores tiempos, al menos en lo que a imagen
se refiere. Cansada de tanto desorden e impunidad, mucha gente cree que definitivamente
no hay político bueno; dondequiera se habla mal de ellos, sin distinción de
partidos.
Sin embargo,
tampoco sería justo generalizar, porque en política, como en cualquier otra
actividad, hay de todo: regulares, malos, peores y uno que otro que trata de
hacer las cosas bien, aunque no lo dejen.
El hecho es
que, de acuerdo con encuestas nacionales e internacionales, la clase política de
México ha perdido imagen en los últimos años, debido, entre otras cosas, a las
constantes denuncias de corrupción y a la injusticia imperante. El índice de 98
por ciento de delitos impunes es para alarmar a cualquiera.
Sólo 2 de cada 10 mexicanos confían
en sus políticos
De acuerdo
con Indicadores de Gobernabilidad del Banco Mundial, la corrupción no sólo se
incrementó en el país, sino que el control de la misma disminuyó en cinco
puntos entre 2008 y 2010, ubicándose en el nivel más bajo de los últimos diez
años.
En el mismo
sentido, reciente estudio de Opinión Pública de Latinoamérica señala que sólo 2
de cada 10 mexicanos confían en sus políticos. Esto es también alarmante,
porque habla de un 80 por ciento de políticos que, lejos de servir al pueblo,
como presumen, se sirven de él, y para colmo, con cinismo.
Justicia a secas, sin etiquetas, es
el reto del gobierno
El tema del
momento en la sociedad mexicana es el deshonesto manejo de recursos en la
función pública. La percepción general es que detrás de los sonados casos de corrupción de líderes y
exfuncionarios descubiertos hasta la fecha, hay muchos más que deben ser
investigados y sancionados por los tribunales.
La exigencia
es ir a fondo en la lucha contra los corruptos, trátese de quien se trate. Actuar
en estos casos sin etiquetas, al margen de cualquier revanchismo político, es
el reto del gobierno. La gente quiere y exige justicia a secas, caiga quien
caiga.
Hoy se acusa sin pruebas y se condena
sin juicios
Corruptelas
siempre ha habido, pero han surgido dos elementos novedosos: primero, que el
gobierno anterior descuidó la transparencia, importante en toda administración
pública, y segundo, que los casos de corrupción se difunden mucho más que en el
pasado, porque las redes sociales funcionan como cajas de resonancia. Vivimos
en casa de cristal.
Más todavía:
si antes los medios de comunicación tradicionales, presionados por el aparato
político-económico, trataron de ocultar actos ilegales, hoy sucede lo contrario: en las
redes se acusa sin pruebas y se condena sin juicios.
Lo cierto es
que nos encanta criticar a los políticos, y qué bueno, pero con frecuencia olvidamos
nuestras propias responsabilidades. Un dicho popular afirma que tanto peca el que mata la vaca como el que
le tiene la pata, y si hablamos de corrupción en el gobierno, está claro
que los ciudadanos tenemos parte de culpa.
Tendríamos
qué empezar por una participación responsable en las redes sociales, pero éste
es otro tema que ofrezco abordar en próximo comentario.
Imagen: https://www.facebook.com/mujeresenpolitica?fref=ts