Tezcatlipoca, señor del bien y del mal.
La creencia
de que hay días de mala suerte como el martes 13, con muchos seguidores todavía
en Grecia, España y América Latina -“en martes no te cases ni te embarques”, dice el refrán, y menos si cae
en 13- viene a demostrar el profundo
arraigo popular de la cábala o artes adivinatorios, que a pesar de su origen
milenario, aún cobran actualidad.
A casi cinco
siglos de iniciada la conquista espiritual de México, que tenía entre sus
objetivos acabar con las supersticiones, abundan todavía en zonas indígenas y
en pueblos y ciudades del país, infinidad de brujos o hechiceros, herederos de la
ancestral cultura, que aseguran tener poderes mágicos para hacer o deshacer
todo género de males.
Mal presagio oír aullar alguna fiera
por la noche
Los
cronistas de la vida prehispánica hablan de los principales augurios en los que
creían los antiguos mexicanos:
Si por
casualidad oían por la noche aullar alguna fiera, llorar como niño o reñir como
vieja, presagiaban que había de venir muerte segura o gravísima enfermedad y
carestía de subsistencias.
Si se oían
por la noche golpes como de los que cortan leña, con gran audacia se echaban
polvo en el pecho y buscaban al leñador, porque tenían por cierto que eso lo
hacía el fantasma de Tezcatlipoca, a quien proclamaban señor del bien y del
mal.
El canto del búho o de la lechuza, augurio de muerte
El canto del
búho se consideraba mortífero, excepto cuando chillaba junto al nido. No era de
mejor agüero el canto de la lechuza y principalmente cuando cantaba “cuel”, “cuel”, que quiere decir “vamos”, “vamos”, llamando a las almas.
Si se les
presentaba una liebre saliendo de su acostumbrado agujero, creían firmemente
que en esos momentos los ladrones saqueaban sus sembrados o sus huertos o
devastaban sus casas o que se les huirían sus esclavos a lugares de donde con
ninguna diligencia los pudieran sacar.
El fuego en casa nueva debe encender
pronto y bien
De la casa
nueva y del fuego encendido en ella por primera vez, decían que si prendía en
breve, ello presagiaba habitación óptima y afortunada, pero si se encendía
tardíamente y con dificultades, adversa.
Ver hormigas
rojas o brillantes, ranas, o ratones blancos, auguraba también grave
infortunio.
Además, tomaban
presagios de las hierbas, de los árboles y de los ramos de flores, de los
cuales decían que no era bueno oler en el medio de ellos.
Mal pronóstico que las tortillas se
doblen en el comal
Igualmente,
tenían por mal pronóstico que las tortillas se doblaran o enrollaran en el
comal y que el hermano menor bebiera antes que el mayor.
En fin, los
antiguos mexicanos hacían augurios de los cuchillos de piedra puestos detrás de
la puerta, de la comida que dejaban los ratones, del que comía estando de pie y
de los arrimados o pegados a los postes.
Y todas
estas cosas creían que las hacían los hechiceros con el objeto de dañar a los
demás.
Obra consultada: Francisco Hernández. Antigüedades de la Nueva España. Dastin,
S.L. Madrid. 2003.
Imagen: Tezcatlipoca en el Códice Borgia. Wikipedia.
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