Junto con la
injusticia social y sus secuelas de marginación y pobreza, la raíz de los
grandes males de México hemos de encontrarla en el pésimo sistema educativo,
dominado desde hace décadas por la insensatez, la corrupción, el desorden y la
incompetencia.
Problemas
tan graves como el narcotráfico, que ha enlutado a decenas de miles de hogares,
no tienen otro origen que las fallas en la educación de niños y jóvenes
mexicanos, así como en la falta de oportunidades para trabajar y vivir
honradamente.
Por lo
anterior es muy satisfactorio que finalmente el Gobierno de la República se
haya decidido a realizar una verdadera Revolución Educativa, que como dijera el
Presidente Enrique Peña Nieto, “abrirá las puertas a los mejores educadores del
país”.
La rectoría
educativa de México no estará más en manos de líderes corruptos, que con la
mayor desvergüenza han pretendido ejercerla indefinidamente.
La infancia perdida de los narcos
Ni modo, esta vida nos tocó vivir es el título de un libro muy
revelador sobre el tema, recién presentado en Guadalajara por el escritor y
periodista español Joan Carlos Guisado,
quien abunda sobre el medio hostil en que nacen y crecen los niños de
vecindades y de colonias paupérrimas de cualquier ciudad mexicana, rechazados
muchas veces no sólo por sus familias, sino también por los demás niños de su
edad con mayores recursos y hasta por las escuelas de sus barrios.
¿Qué puede
esperarse de los niños criados en estos ambientes, donde no conocieron la
alegría de recibir un juguete en Navidad ni un regalo de Reyes, y a medida que
pasan los años siguen padeciendo la hostilidad, la injusticia del medio, pero en
cuanto pueden valerse por sí mismos no faltan “amigos” que les brindan dinero y
poder, además de un sentido de identidad y de pertenencia que la sociedad jamás
les ofreció?
La obra de
Joan Carles Guisado, presentada en forma de novela, narra la difícil infancia
de estos seres nacidos en la oscuridad y que poco a poco escalaron los peldaños
de la delincuencia organizada hasta convertirse en capos de traficantes de
drogas y de armas, donde manifiestan, también desde la oscuridad, todo el
rencor social que el lector sobradamente conoce.
Así las
cosas, el programa educativo anunciado por el Gobierno de México viene a dar respuesta
de fondo a este problema, que desde luego habrá que combatir también en su
origen con suficientes centros de recreación para niños y jóvenes, tanto en la
ciudad como en el campo, así como amplia capacitación en todos los niveles y múltiples
y variadas oportunidades de trabajo.
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