Todo indica
que la llamada Iniciativa Privada de Jalisco se ha quedado sin iniciativa. Esto
se refleja claramente en el número de empresas jaliscienses que cotizan en la
Bolsa Mexicana de Valores, que son apenas siete contra 17 de Monterrey (seis de
las cuales ingresaron recientemente al mercado bursátil).
Esto ocurre
en Jalisco, a pesar de las evidentes ventajas que representa la participación en
la Bolsa: Facilidad de financiamiento, mayor liquidez, profesionalización de la
administración de la empresa, mejora de la imagen y prestigio, diversificación
del riesgo entre los poseedores de las acciones, y por ende, mayor oportunidad
de crecimiento, entre las principales.
Grupo de
Embotelladores Unidos (Geopec), Grupo Simec, Grupo Aeroportuario del Pacífico
(GAP), Corporativo Fragua, Megacable Holdings (Mega), Convertidora Industrial
(Conver) e Hilasal Mexicana (Hilasal) son las empresas de Jalisco que hasta
ahora participan en el mercado accionario.
Los activos
de estas siete compañías suman 113 mil 148 millones de pesos, que representan 2.55
por ciento del total de los activos de las 104 emisoras de la Bolsa Mexicana de
Valores.
Resalta, sin
embargo, su alta contribución en la generación de empleos, ya que durante el
segundo semestre del año pasado y el primero del presente, crearon cuatro mil
800 nuevos puestos de trabajo, destacando en este rubro Farmacias Guadalajara y
Megacable.
La primera
empresa jalisciense colocada en el mercado bursátil fue Geopec, el 9 de
septiembre de 1985, en tanto que la más reciente, GAP, ingresó el 11 de julio
de 2007.
En el pasado
hubo varios intentos de empresas jaliscienses que buscaron financiamiento por
este conducto, como fue el caso de Calzado Canadá y del Grupo Urrea, pero nunca
se decidieron a cotizar.
Claro está
que no es tan sencillo el paso de una empresa particular y familiar a una
pública; las que lo han logrado ha sido a través de un proceso prolongado y
difícil, ya que para ello se requiere, aparte de una alta cultura empresarial,
romper atavismos y transparentar la administración del negocio, no a la manera
del dueño, sino como solicita la Bolsa.
Lo curioso
es que ni siquiera la reciente formalización de operaciones del mercado
accionario para la Mediana Empresa Mexicana, que abre nuevas oportunidades de
ingreso a la Bolsa para las medianas compañías, ha sido estímulo suficiente
para que los jaliscienses se animen a modernizar sus negocios. No cabe duda que
la baja moral que domina al sector público ha contaminado también al privado.
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