La Reforma Laboral recién aprobada por la Cámara de
Diputados y que aún está sujeta a “perfeccionamientos”, según afirman
senadores, puede resultar buena o mala,
según los diferentes puntos de vista no sólo políticos, sino en relación a sus
funciones estrictamente económicas y sociales, que es lo que en esencia interesa.
Yo partiría de tres preguntas fundamentales para saber con
seguridad si la nueva ley laboral es justa o injusta, positiva o negativa, para el pueblo de México:
1.- ¿Fomenta la inversión para crear nuevos empleos?
2.- ¿Salvaguarda los derechos de los trabajadores?
3.- ¿Promueve la democracia y la transparencia sindical?
Obviamente, los promotores de la ley, incluyendo al actual
Presidente de la República, al PRI (centro) y al PAN (derecha) aseguran que el
nuevo ordenamiento garantiza los tres puntos. Si esto es verdad, la ley es
buena.
Sin embargo, hay sectores de la izquierda mexicana, que si
bien están de acuerdo en el primer punto, es decir, en el fomento a la
inversión, cuestionan que los derechos del trabajador y la democracia sindical
no estén debidamente garantizados.
Aún cuando en las próximas semanas se apruebe esta ley, la
discusión sobre su impacto económico y social se mantendrá por mucho tiempo,
porque en ella se involucran cuestiones políticas e ideológicas, es decir, la
lucha por el poder, que dicho sea de paso, jamás termina.
En estas circunstancias, una calificación certera puede
tardar, porque ante todo hay que ver resultados.
Por lo pronto, puedo adelantar una opinión: Me gusta que la
ley promueva la inversión, porque esto es indispensable para crear nuevos
empleos y combatir la pobreza, pero me preocupan los derechos del trabajador,
porque son conquistas históricas que costaron muchas vidas, entre ellas las de un
millón de compatriotas durante la Revolución, y respecto al tercer punto me
parece injusto y hasta peligroso que camarillas de líderes sindicales tengan
hasta el descaro de dictar políticas nacionales que corresponden única y
exclusivamente al Gobierno de la República, como es el caso de la educación.
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