martes, 13 de agosto de 2013

Las predicciones de los indios

Tezcatlipoca, señor del bien y del mal.

   La creencia de que hay días de mala suerte como el martes 13, con muchos seguidores todavía en Grecia, España y América Latina  -“en martes no te cases ni te embarques”, dice el refrán, y menos si cae en 13-  viene a demostrar el profundo arraigo popular de la cábala o artes adivinatorios, que a pesar de su origen milenario, aún cobran actualidad.
   A casi cinco siglos de iniciada la conquista espiritual de México, que tenía entre sus objetivos acabar con las supersticiones, abundan todavía en zonas indígenas y en pueblos y ciudades del país, infinidad de brujos o hechiceros, herederos de la ancestral cultura, que aseguran tener poderes mágicos para hacer o deshacer todo género de males.

Mal presagio oír aullar alguna fiera por la noche

   Los cronistas de la vida prehispánica hablan de los principales augurios en los que creían los antiguos mexicanos:
   Si por casualidad oían por la noche aullar alguna fiera, llorar como niño o reñir como vieja, presagiaban que había de venir muerte segura o gravísima enfermedad y carestía de subsistencias.
   Si se oían por la noche golpes como de los que cortan leña, con gran audacia se echaban polvo en el pecho y buscaban al leñador, porque tenían por cierto que eso lo hacía el fantasma de Tezcatlipoca, a quien proclamaban señor del bien y del mal.

El canto del búho o de la lechuza, augurio de muerte

   El canto del búho se consideraba mortífero, excepto cuando chillaba junto al nido. No era de mejor agüero el canto de la lechuza y principalmente cuando cantaba “cuel”, “cuel”, que quiere decir “vamos”, “vamos”, llamando a las almas.
   Si se les presentaba una liebre saliendo de su acostumbrado agujero, creían firmemente que en esos momentos los ladrones saqueaban sus sembrados o sus huertos o devastaban sus casas o que se les huirían sus esclavos a lugares de donde con ninguna diligencia los pudieran sacar.

El fuego en casa nueva debe encender pronto y bien

   De la casa nueva y del fuego encendido en ella por primera vez, decían que si prendía en breve, ello presagiaba habitación óptima y afortunada, pero si se encendía tardíamente y con dificultades, adversa.
   Ver hormigas rojas o brillantes, ranas, o ratones blancos, auguraba también grave infortunio.
   Además, tomaban presagios de las hierbas, de los árboles y de los ramos de flores, de los cuales decían que no era bueno oler en el medio de ellos.

Mal pronóstico que las tortillas se doblen en el comal

   Igualmente, tenían por mal pronóstico que las tortillas se doblaran o enrollaran en el comal y que el hermano menor bebiera antes que el mayor.
   En fin, los antiguos mexicanos hacían augurios de los cuchillos de piedra puestos detrás de la puerta, de la comida que dejaban los ratones, del que comía estando de pie y de los arrimados o pegados a los postes.
   Y todas estas cosas creían que las hacían los hechiceros con el objeto de dañar a los demás.
Obra consultada: Francisco Hernández. Antigüedades de la Nueva España. Dastin, S.L. Madrid. 2003.
Imagen: Tezcatlipoca en el Códice Borgia. Wikipedia.

miércoles, 7 de agosto de 2013

La seguridad en el México antiguo

Organización social de los aztecas.

   ¿Sabe usted cómo se garantizaba la seguridad pública en la sociedad azteca? Los cronistas de la época, entre ellos Francisco Hernández, autor de “Antigüedades de la Nueva España”, aseguran que, por principio de cuentas, ninguna vivienda de los aztecas, incluyendo los palacios de los próceres, tenía puertas ni ventanas. No eran necesarias. Ladrones, asesinos, violadores y malhechores en general no representaban una amenaza pública.
   “La ciudad de México tenía, cuando la ganó Cortés [1521], sesenta mil casas o más. Se veían fabricadas muy diestramente con piedras y vigas, templos, palacios reales y casas de próceres; las demás eran bajas, estrechas, y carecían todas de puertas y ventanas”, dice este autor.
   Y esto no sólo en la gran Tenochtitlan, sino también en el resto del imperio. Hernández menciona el caso de los edificios ubicados cerca del templo mayor de toda ciudad importante que recibían a las mujeres dedicadas al servicio de los dioses. “Era admirable –dice- la seguridad de aquella gente, que con las puertas abiertas pasaban el día y la noche sin la guardia de varón alguno, y no había quien se atreviera a ofender su pudor”.
   Igualmente, gobernantes y ricos solían adornar sus palacios con tapices de algodón de imágenes multiformes y colores variados, y también con plumas, esteras de palma y tapetes finísimos, además de contar con joyas y vajillas de gran valor. Estas mansiones se mantenían abiertas en todas sus entradas, con absoluta seguridad, “porque si algún ladrón por casualidad fuese encontrado, lo cual era raro y notable, era castigado de manera atroz”.

Las leyes aztecas fueron bastante disuasivas

   Según las leyes aztecas, si el objeto robado tenía poco valor, con la restitución bastaba, pero si era mayor, al ladrón lo reducían a la esclavitud, y si siendo esclavo reincidía, lo enviaban sin más trámite a la piedra de sacrificios, donde puesto de espaldas los sacerdotes le sacaban el corazón para ofrendarlo a los dioses.
   Por cierto que quien se robaba un esclavo, también era castigado con la muerte, “por impuro y sacrílego”, ya que usurpaba algo perteneciente a los dioses.
   El homicidio se castigaba invariablemente con la muerte.

Pena capital a jueces corruptos y defraudadores oficiales

   Al Senado Regio correspondía juzgar los pleitos, dar a cada uno lo suyo y castigar los crímenes. Lo formaban ancianos, nacidos de noble estirpe y honrados, amantes de lo equitativo y de lo recto, temerosos de los dioses y no impedidos por amistad alguna o perturbados por odios.
   Era costumbre rapar al juez o al senador, quienquiera que fuese, convicto de cohecho, o que recibiese regalos de los litigantes o de los reos. Así rapado, lo arrojaban con gran deshonra de su asiento como indigno del consorcio de tan gran Senado, una pena gravísima para él, “casi más grave y más atroz que la misma muerte, aun cuando al fin se le cortara la cabeza”, dice el cronista.
   Asimismo, en cada ciudad del imperio había recaudadores, a quienes se pagaban los tributos que debían ser remitidos sobre la marcha al ecónomo supremo con una cuenta formada de todas las cosas, por pequeñas que fueran, “porque si en algo defraudaban, estaban sujetos a la pena de muerte”.

   Educación, base de la tranquilidad y el orden público

  Aparte del rigor con que castigaba los crímenes, la sociedad azteca destacaba por su profunda acción educativa, tanto en el hogar como en la escuela, donde se inculcaba a niños y jóvenes el valor de la honradez y de las buenas costumbres. En cualquier ciudad importante había cuatro géneros de colegios para niños y niñas, dos para varones y dos para mujeres, consagrados a Quetzalcóatl.
   En esos colegios los niños aprendían a decir la verdad, a hablar con elocuencia, a saludar a los que se encontraban y a reverenciar a los mayores y a los viejos, en tanto que los padres inducían en la virtud a sus hijos e hijas, encauzándolos por la vida honesta y el estudio; les hablaban de cómo apartarse de los vicios, huir de la soberbia y de la pereza y evitar todo aquello que rebajara su honor. Asimismo, ensalzaban el pudor como admirable y muy precioso a los dioses y a los hombres.
Obra consultada: Francisco Hernández. Antigüedades de la Nueva España. Dastin, S.L. Madrid. 2003.
Imagen: Fundación Cultural Armella Spitalier en Facebook.

miércoles, 31 de julio de 2013

Lectores de ayer y de hoy


   La prensa escrita dedicó durante muchas décadas espacios exclusivos para difundir las cartas enviadas por sus lectores, donde éstos daban a conocer sus quejas o comentarios sobre diversos asuntos de interés público. Era ésta una forma de demostrar que el periódico o revista se interesaban no sólo por publicar sus propios contenidos, sino también por aquéllos que de manera espontánea les dirigían los miembros de la comunidad.
   El famoso derecho de réplica, que muchas veces ejercieron los lectores a través de estos foros o buzones, fue resultado directo del sistema de comunicación que funcionó hasta antes de la aparición de Internet, según el cual la empresa emisora o editora controlaba en cierta manera el derecho de informar, mientras que el receptor o lector tenía la opción de inconformarse o de precisar y comentar a través de misivas la información publicada.

Requisitos para publicar cartas en los periódicos

   Cabe aclarar, sin embargo, que los propios medios impresos establecían ciertos requisitos para publicar dichas cartas, entre ellos, que el firmante de las mismas se identificara plenamente, es decir, no se publicaban anónimos. Además, se rechazaba o era objeto de corrección o censura cualquier mensaje que atentara contra la moral y el orden público. En una palabra, el medio se reservaba el derecho de publicar o no la carta recibida o de editarla según las circunstancias, incluso por motivos de espacio.
   Como puede advertirse, las oportunidades del antiguo lector para expresar sus puntos de vista fueron durante muchos años bastante limitadas, en comparación con las que dispone actualmente, en la era cibernética, cuando lo único que requiere es una computadora y un poco de tiempo para manifestar su estado de ánimo ante quien lo desee, sin más cortapisas que las impuestas por su propia conciencia.

Un abismo entre la antigua manera de informar y la actual

   De este modo, en unos cuantos años pasamos de un sistema de comunicación social restringido o dirigido a otro totalmente abierto en el que se difunden con la mayor facilidad y rapidez toda clase de mensajes, incluyendo lamentablemente los que la ley prohíbe de manera explícita, como aquellos que durante décadas no pasaron el filtro de las redacciones de periódicos.
   Por lo tanto, hay un abismo entre la manera de informar que había antes de Internet y la que ahora se practica. Los cambios han sido radicales, producto de la revolución tecnológica. El hecho es que hoy tenemos a un lector extraordinariamente activo, no pasivo, que responde de inmediato y reclama con vigor sus derechos, tenga o no tenga conciencia de razón.

¿Pero es esto un retroceso o un avance social?

   En manos de todos, no del gobierno ni exclusivamente de los periodistas, está definir si esta nueva forma de comunicar representa un avance o un retroceso en el desarrollo social; todo depende de la responsabilidad con que la asumamos cada uno de nosotros: si actuamos responsablemente al enviar un mensaje o una nota por la Red, pensando no sólo en el interés personal, sino también en el público, habrá sin duda grandes beneficios, pero si, por lo contrario, pensamos sólo en nuestros propios derechos, olvidando que como individuos también tenemos obligaciones sociales, las consecuencias pueden ser desastrosas.
Imagen: Manual de Estilo de "El Informador". 2001.
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miércoles, 24 de julio de 2013

Como niños con juguete nuevo


   Jóvenes y viejos hemos dado en distraernos en las redes sociales como niños con juguete nuevo. Sin embargo, más allá de la diversión, del necesario entretenimiento y de la ilustración que recibimos sobre diversas materias, conviene analizar un poco la trascendencia de esta maravillosa forma de comunicación entre seres humanos, que ni siquiera habíamos soñado, pero que para rendir óptimos frutos exige ante todo respeto mutuo.
   En cualquier forma de comunicación humana, antigua o moderna, es y ha sido necesaria una relación de respeto, que en este caso representa atención, cortesía, miramiento, sin que ello signifique estar siempre de acuerdo con el interlocutor. Obviamente se puede disentir, pero con argumentos y sin perder la compostura. Es ésta una norma elemental de buenas maneras, que nunca debe perderse.

Hoy más que nunca es vital entender a los demás

   Si en tiempos pretéritos, cuando la información entre un país y otro tardaba semanas o meses en llegar, se privilegiaba el respeto en la relación entre personas y pueblos como condición necesaria para preservar la paz, en la actualidad, cuando Internet permite la comunicación prácticamente instantánea en toda la redondez de la Tierra, es vital el respeto a las culturas y puntos de vista de los demás.
   Heródoto, el Padre de la Historia, durante sus prolongados viajes por el mundo de su tiempo (siglo V antes de Cristo), observó que mientras unos pueblos acostumbraban enterrar a sus muertos, otros los incineraban y algunos más los comían, lo cual era motivo de escándalo y animadversión entre gente de diferentes culturas. Concluyó entonces que el respeto entre las distintas maneras de ser y de pensar era condición indispensable para mantener la paz.
   En el mismo sentido, muchos siglos después (el XIX de nuestra era), el apotegma de don Benito Juárez recuerda que “entre los individuos como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz”.
   En un país como México, con tradición republicana, parece extraño, por ejemplo, que existan pueblos sobre la Tierra interesados en lo que hacen o dejan de hacer los reyes, aún cuando cuenten, como en el caso de Europa, con democracias liberales. Hay quienes critican y hasta se mofan de las monarquías sin entender que son símbolo de un remoto pasado, con el cual no se puede romper sin riesgo de perder identidad nacional.

Las redes no deben ser resumideros de amarguras

   Hoy, en las redes sociales se reciben muchos mensajes que ilustran, impulsan la superación personal y alientan el desarrollo comunitario, pero lamentablemente vemos también a jóvenes y viejos que todo lo critican, mostrando más amargura que preocupación por fundamentar lo que afirman y contribuir al desarrollo social.
   Convertidas con frecuencia en resumideros de pasiones mezquinas, en las redes se acusa sin pruebas y se condena sin juicios, llegando incluso a la agresión personal contra funcionarios o particulares, al margen de jerarquías o posiciones sociales.
   Además, es común leer opiniones sobre cualquier asunto sin que sus autores tengan el más mínimo conocimiento de la materia que tratan. Si ya de por sí es difícil entender lo que ocurre en nuestra propia comunidad, en el Estado o en el país, resulta todavía peor aventurar opiniones sobre costumbres o culturas extranjeras sin tener noción de ellas.

Oportunidad de mejorar el mundo que habitamos

   En conclusión, las redes sociales representan para los jóvenes la feliz oportunidad de superarse, seleccionar sus lecturas de acuerdo a sus ideales y mejorar el mundo en que vivimos, mientras que los viejos, aparte de disfrutar de una maravillosa distracción, jamás soñada, tienen por vez primera en la historia la ocasión de compartir sin cortapisas sus valiosas experiencias, pero insisto, con respeto a los demás.

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miércoles, 17 de julio de 2013

Resolver problemas, no sólo esquivarlos

El transporte público, en espera de soluciones.

   La obligación primordial de un gobierno, ya sea federal, estatal o municipal, es resolver problemas, no sólo esquivarlos. Es cierto que hay y ha habido gobernantes preocupados no sólo por atender los problemas del día, sino también por prevenir los del futuro, pero éstos han sido la excepción y no la regla.
   La inseguridad pública, la movilidad urbana y el abastecimiento de agua potable son tres problemas fundamentales de la Zona Metropolitana de Guadalajara que urge resolver a corto, mediano y largo plazo. A éstos hay que añadir, a nivel de Jalisco y de todo México, el deterioro del medio ambiente, la injusticia, la impunidad y el abandono del campo, por mencionar algunos de los principales rezagos.

Faltan esfuerzos serios contra problemas de fondo

   Hasta el momento, los gobiernos municipales que iniciaron funciones el año pasado, y aún el de Jalisco, que empezó en marzo último, dan la impresión de vivir al día, sin proyecto definido, sin trayectoria anticipada, dedicados sólo a esquivar conflictos, no a resolverlos, es decir, no se aprecian esfuerzos serios para atacar a fondo los males que desde hace décadas aquejan a la sociedad.
   Habrá quienes opinen que es poco tiempo el que llevan las administraciones municipales, y particularmente la estatal, para empezar a exigir resultados, pero si acaso existen, no trascienden ni siquiera proyectos definidos para resolver los problemas de mayor urgencia, lo que significa al menos la pérdida de un tiempo valioso difícilmente recuperable.
   Los ciudadanos que el año pasado cambiaron con su voto los colores del partido gobernante quieren ver, por supuesto, muestras claras de que se atienden con eficacia los problemas del día, pero que al mismo tiempo se combaten los rezagos existentes, que son muchos y graves, y que además se toman medidas para prevenir futuros conflictos.

Oportunidad histórica de gobernar con excelencia

   Los funcionarios que se concretan a esquivar el problema de cada hora, a escapar de él por lo pronto, sin llegar al fondo de la cuestión, lo único que hacen es acumular conflictos sociales, como hicieron muchos de sus antecesores, que además de empeorar la situación que heredaron, se sirvieron de sus cargos para saquear el ya de por sí raquítico erario público.
   Los gobernantes surgidos del Partido Revolucionario Institucional que han vuelto al servicio público, después del castigo temporal que les aplicó la ciudadanía por su mal desempeño, tienen hoy la oportunidad histórica de gobernar con excelencia, demostrando que saben resolver y prevenir problemas de fondo, no sólo atender los asuntos del día.
   Habrá quien diga que para realizar obras de largo alcance se necesitan recursos y que el gobierno carece de presupuesto, ¿pero han ensayado, por ejemplo, sistemas de colaboración con la iniciativa privada para financiar proyectos de alto costo?, ¿o es que faltan cabezas para pensar cómo hacer bien las cosas?
   Artículo relacionado:
http://mediosiglodeperiodista.blogspot.mx/2013/02/lo-que-espero-del-nuevo-gobernador.html

miércoles, 10 de julio de 2013

El periodismo no se extingue, se fortalece

Redacción de "El Informador" hace 50 años.

   Con la aparición del llamado “periodismo ciudadano” que se ha venido practicando a través de Internet, sobre todo en blogs y redes sociales, el tema de actualidad que se discute en diferentes foros es si el periodismo como profesión está en riesgo de desaparecer, o si por lo contrario, inaugura una época de renovación y fortaleza.
   En lo particular me inclino por lo segundo, no porque haya dedicado la mayor parte de mi vida al periodismo tradicional, sino porque existen elementos suficientes para demostrar que no hay tal “periodismo ciudadano”, sino una apertura sin precedentes para que el público en general participe en las tareas de comunicación, lo cual es muy diferente.

Cambian las formas de comunicar, no los principios

   Como ya lo señalaba en anterior comentario, gracias a la tecnología han cambiado las formas de comunicación, pero no la ética ni los demás principios en que debe sustentarse la misma, recursos que sólo puede manejar de manera profesional quien con verdadera vocación y en forma específica se ha preparado para ello. Hoy como ayer el periodista no se improvisa.
   ¿Qué ha sucedido? Que al cambiar radicalmente el antiguo esquema de comunicación emisor-receptor, según el cual el emisor monopolizaba la información sin que el receptor pudiera, muchas veces, responder a esos mensajes, ahora cualquiera puede convertirse en emisor de sus propios contenidos en una interacción casi instantánea, personal y dinámica con el receptor, jamás vista.

El periodista, capacitado para manejar información

   En todo caso, al ampliarse considerablemente las fuentes de información, con la participación directa del público, el periodismo se vuelve más democrático: la audiencia multiplica su función de aportar datos, opiniones, imágenes, sobre cualquier acontecimiento, pero es el periodista quien está capacitado para darle a esa información la dimensión adecuada, no en función de intereses particulares, sino del interés público.
   Verificar “fuentes”, contextualizar y contrastar informaciones, estar actualizado, analizar datos, mantener la objetividad y comunicar adecuadamente a través de los diferentes géneros periodísticos, como son noticia, entrevista, crónica, reportaje, artículo de fondo, etcétera, según el caso, son conocimientos y habilidades que hacen el oficio del periodista, y éste no se aprende de la noche a la mañana, se requieren muchos años de arduo aprendizaje.
    Una cosa es abordar con propiedad un tema especializado o expresar una opinión, y otra muy distinta creer que se puede hacer periodismo auténtico sólo porque se dispone de un blog o de una red social (Facebook, Twitter, Linkedin, etcétera).

El periodismo impreso a la baja, el digital a la alta

   Entre las consecuencias que ha traído la comunicación por Internet destaca la crisis del periodismo impreso, que nació y creció gracias al desarrollo de la imprenta, no de la cibernética. Por ello han visto reducidos sus ingresos publicitarios y por venta de ejemplares la mayoría de los periódicos del mundo, que necesariamente han tenido que despedir a buena parte de su personal.
   Sin embargo, contrariamente a la crisis de los medios de comunicación tradicionales, florece el periodismo digital o cibernético, que se alimenta, más que ningún otro, de la participación social. De esta manera, puede sostenerse que el periodismo como profesión no sólo no está en peligro de desaparecer, sino todo lo contrario, porque al evolucionar y adaptarse a las nuevas formas de comunicación, resultará altamente fortalecido.

    Imagen: 90 Años de Jalisco en El Informador (2007).




miércoles, 3 de julio de 2013

Responsabilidad en las redes sociales


Diagrama de una red social (Wikipedia).

   Para llegar a conclusiones válidas sobre el uso responsable de las redes sociales, permítaseme empezar por el orden siguiente: Los seres humanos somos gregarios por naturaleza, vivimos en sociedad para satisfacer más fácilmente nuestras necesidades materiales y espirituales, y por este motivo, el intercambio de pensamientos es vital.
   El principal vínculo que relaciona a la gente entre sí es el lenguaje. La sociedad se funda en la comunicación, esencial para sobrevivir; lo contrario, que es el aislamiento, se considera anormal.
   La forma de comunicar las ideas ha variado con el tiempo: primero fue el lenguaje oral en las sociedades primitivas. Más tarde, con el alfabeto, surgió el lenguaje escrito, mediante el cual se ampliaron considerablemente las posibilidades de comunicación social, sobre todo al inventarse la imprenta.
   Con la revolución tecnológica alcanzamos la cultura de masas, y al aparecer la comunicación electrónica, que trasciende la vida privada y los nacionalismos, se ha modificado el esquema tradicional de transmisor-receptor de la comunicación, para llegar a la retroalimentación inmediata en que el transmisor se convierte a la vez en receptor y viciversa.

La era del soliloquio ha terminado

   En otras palabras, entramos a la era del diálogo, que es lo contrario al soliloquio. Los tiempos en que alguien monopolizaba la transmisión y otro se resignaba sólo a recibirla, han terminado. La interacción social, el intercambio dinámico entre personas, llegó para quedarse. Hoy cualquiera puede convertirse en emisor y producir sus propios contenidos.
   En este contexto surgen las redes sociales como Facebook, Twitter, Linkedin y otras. Compartir ideas, gustos y preferencias en una red social ya no es simple diversión, sino una necesidad de mantenerse actualizado y presente socialmente. Todavía no hay mucho escrito sobre el sentido de responsabilidad social en las redes; de hecho, todos estamos aprendiendo a usarlas. Sin embargo, en vista del mal uso que se ha venido dando a las mismas, en perjuicio no sólo de la sociedad y de los receptores, sino de los propios emisores, que exponen con ello su imagen personal, su libertad y seguridad, conviene recordar los principios fundamentales de una buena comunicación:

Respeto, correspondencia y pruebas

   No porque cambien las formas de comunicar, hemos de cambiar los principios éticos de la información; la técnica se modifica, la ética permanece. Y para hacer un buen uso de las redes sociales en beneficio del emisor, del receptor y de la sociedad, sólo es cuestión de comunicarnos con los demás como siempre lo hicimos cuando no había enlaces cibernéticos, es decir, con sentido común.
   En este contexto, lo primero que hemos de mostrar en las redes y en cualquier otra relación humana es respeto al interlocutor. El respeto es y ha sido la esencia de la comunicación entre personas, y éste nunca debe perderse, por más que se desarrolle la tecnología.
   En segundo lugar, correspondencia. Corresponder con un like, un comentario o compartiendo el contenido del mensaje que nos interesa o de la persona que también comparte lo nuestro, es la esencia de las redes, sin la cual dejan éstas de tener sentido.
   Y un tercer punto, tan importante como los anteriores, es probar o fundamentar lo que se afirma. Hoy, en las redes, con la mayor facilidad se acusa sin pruebas y se condena sin juicios. Esto desvirtúa la comunicación, pero además puede resultar peligroso, porque las leyes contra la amenaza, la difamación y la calumnia siguen vigentes.
   Respetar, corresponder, probar o fundamentar no es tan difícil como parece, y en cambio, sí mejoraría en mucho el prestigio de las redes sociales y el beneficio para quienes las utilizan, independientemente de que muestren o no otras virtudes o conocimientos, como los ortográficos, que desde luego constituyen también un signo de respeto al lector.

miércoles, 26 de junio de 2013

Crece el descontento contra la clase política

Creatividad popular sin límite.

   Hoy la clase política mexicana no goza de sus mejores tiempos, al menos en lo que a imagen se refiere. Cansada de tanto desorden e impunidad, mucha gente cree que definitivamente no hay político bueno; dondequiera se habla mal de ellos, sin distinción de partidos.
   Sin embargo, tampoco sería justo generalizar, porque en política, como en cualquier otra actividad, hay de todo: regulares, malos, peores y uno que otro que trata de hacer las cosas bien, aunque no lo dejen.
   El hecho es que, de acuerdo con encuestas nacionales e internacionales, la clase política de México ha perdido imagen en los últimos años, debido, entre otras cosas, a las constantes denuncias de corrupción y a la injusticia imperante. El índice de 98 por ciento de delitos impunes es para alarmar a cualquiera.

Sólo 2 de cada 10 mexicanos confían en sus políticos

   De acuerdo con Indicadores de Gobernabilidad del Banco Mundial, la corrupción no sólo se incrementó en el país, sino que el control de la misma disminuyó en cinco puntos entre 2008 y 2010, ubicándose en el nivel más bajo de los últimos diez años.
   En el mismo sentido, reciente estudio de Opinión Pública de Latinoamérica señala que sólo 2 de cada 10 mexicanos confían en sus políticos. Esto es también alarmante, porque habla de un 80 por ciento de políticos que, lejos de servir al pueblo, como presumen, se sirven de él, y para colmo, con cinismo.

Justicia a secas, sin etiquetas, es el reto del gobierno

   El tema del momento en la sociedad mexicana es el deshonesto manejo de recursos en la función pública. La percepción general es que detrás de los  sonados casos de corrupción de líderes y exfuncionarios descubiertos hasta la fecha, hay muchos más que deben ser investigados y sancionados por los tribunales.
   La exigencia es ir a fondo en la lucha contra los corruptos, trátese de quien se trate. Actuar en estos casos sin etiquetas, al margen de cualquier revanchismo político, es el reto del gobierno. La gente quiere y exige justicia a secas, caiga quien caiga.

Hoy se acusa sin pruebas y se condena sin juicios

   Corruptelas siempre ha habido, pero han surgido dos elementos novedosos: primero, que el gobierno anterior descuidó la transparencia, importante en toda administración pública, y segundo, que los casos de corrupción se difunden mucho más que en el pasado, porque las redes sociales funcionan como cajas de resonancia. Vivimos en casa de cristal.
   Más todavía: si antes los medios de comunicación tradicionales, presionados por el aparato político-económico, trataron de ocultar actos ilegales, hoy sucede lo contrario: en las redes se acusa sin pruebas y se condena sin juicios.
   Lo cierto es que nos encanta criticar a los políticos, y qué bueno, pero con frecuencia olvidamos nuestras propias responsabilidades. Un dicho popular afirma que tanto peca el que mata la vaca como el que le tiene la pata, y si hablamos de corrupción en el gobierno, está claro que los ciudadanos tenemos parte de culpa.
   Tendríamos qué empezar por una participación responsable en las redes sociales, pero éste es otro tema que ofrezco abordar en próximo comentario.
   Imagen: https://www.facebook.com/mujeresenpolitica?fref=ts

miércoles, 19 de junio de 2013

En política no hay amigos

Asesinato de Julio César. Vincenzo Camuccini.

   Cuando un político cae en desgracia, lo primero que éste espera es el apoyo de sus amigos, pero lamentablemente ellos son los primeros en abandonarlo. Los políticos deben entender esta situación, sin embargo, la olvidan cuando se encuentran en la plenitud del poder; entonces creen que todo el mundo es suyo y que la gente los adora. Luego, al caer del pedestal, lamentan no haber comprendido la realidad de las cosas humanas, pero ya es demasiado tarde, el daño está hecho.
   La Historia de México y del mundo está llena de traiciones, donde los dizque amigos destacan entre los principales conspiradores y testigos contra políticos en desgracia. Jefes de Estado, caudillos y políticos de todos los niveles y de todos los tiempos han caído víctimas de quienes consideraban sus mejores amigos y protegidos. Ahí está el caso del emperador Julio César, asesinado por senadores que él creía amigos, entre ellos Bruto, al que amaba como un hijo (quizás lo era). De ahí su famosa exclamación: ¿¡Tu también, Bruto!?

¿A quién extraña que Ocampo y Elba Esther ya no tengan amigos?

   En estas circunstancias, no es extraño que el exfuncionario recientemente encarcelado y sometido a juicio por corrupción, Rodolfo Ocampo Velázquez, se haya quedado sin amigos de la noche a la mañana; los que se beneficiaron y aún se benefician con los apoyos y privilegios que él les diera, lo han olvidado ahora que se encuentra tras las rejas, y más aún, lo han negado, como San Pedro a Cristo, incluyendo en este caso a sus correligionarios del Partido Acción Nacional.
   Lo mismo le ha sucedido a Elba Esther Gordillo, la otrora poderosa lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que se gastó miles de millones de pesos en satisfacer sus gustos personales y los de sus amigos, a quienes les regalaba lujosas camionetas último modelo y viajes en alta mar, con todos los gastos pagados, pero ellos ya no quieren saber nada de ella: que se pudra en la cárcel, dirán hoy, al fin y al cabo no se llevó todo el dinero, aún dejó bastante.

¡Señor, líbrame de mis amigos!, decía don Sebastián

   Don Sebastián Lerdo de Tejada, el presidente mexicano que en la segunda mitad del siglo XIX fuera derrocado por su antes entrañable amigo y correligionario liberal Porfirio Díaz, dijo lo siguiente:
   En el primer año de mi gobierno tuve muchos amigos y pocos enemigos; en el segundo tantos amigos como enemigos; en el tercero más enemigos que amigos; y en el cuarto, todos eran enemigos!... ¡Todos!
   ¡Dios mío! –se pregunta el mismo don Sebastián- ¿será que lo mejor que hay en el mundo es el perro?
   Y lo peor –concluye- es que yo no escogía a mis amigos; ellos me escogían a mí... Alguien dice que el que hace un favor hace un ingrato. ¿Cuántas ingratitudes son necesarias para derribar a un amigo y pisotearlo?
   En fin, el tema da para mucho más, pero ya se agotó el espacio. Así que ¡suerte a los políticos caídos en desgracia y a los que están por caer!

   Imagen: Asesinato de Julio César. Vincenzo Camuccini. Wikipedia.

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miércoles, 12 de junio de 2013

Rodolfo Ocampo, la punta del iceberg

Rodolfo Ocampo Velázquez.

   Un mar de fondo, que dará pie a futuras noticias, es el que existe tras la detención y encarcelamiento del exdirector del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA), Rodolfo Ocampo Velázquez, acusado de peculado por varios cientos de millones de pesos en la época en que administró este organismo, entre 2008 y 2009.
   Desde que se hicieron del conocimiento público los pormenores de este asunto, la percepción general es que Rodolfo Ocampo es apenas uno de los muchos involucrados en actos de corrupción durante los últimos años en el Estado, sin figurar siquiera en el primer nivel.

¿Por qué no fue llamado a cuentas en su momento?

   Cabe esperar que por lo menos expliquen su extraña conducta quienes lo designaron en dicho cargo y lo dejaron actuar a sus anchas sin jamás llamarlo a cuentas, a pesar de que en su momento se hicieron públicas sus pillerías. Esto, aparte de los cómplices y operadores directos de la malversación, entre quienes hay ya dos prófugos de la justicia.
   Además de los participantes directos e indirectos en el caso SIAPA, los medios de difusión señalan a funcionarios de otras dependencias estatales y municipales de la pasada administración que también pudieron haber incurrido en actos ilícitos, así como a funcionarios y diputados de las dos anteriores legislaturas locales.

Sus amigos lo niegan, igual que San Pedro a Cristo

   Sobre el exdirector del SIAPA, llama la atención que sus amigos, sobre todo aquellos a quienes él apoyó con plazas o privilegios, no han dicho esta boca es mía, ni siquiera han intentado ayudarlo; a lo más que han llegado algunos de ellos es a pedir un juicio justo, o sea, nada que los comprometa. Tal es la condición humana.
   Es más, su propio partido, el de Acción Nacional, tampoco ha hecho esfuerzo alguno por apoyarlo, aunque cobraban en el SIAPA, y aún cobran, muchos de sus recomendados.

El reto de Aristóteles, llegar al fondo

   Por muy político que sea el trasfondo de este asunto (el gobernador Aristóteles Sandoval asegura que es un claro mensaje contra la impunidad), el Gobierno del Estado está obligado a investigar con rigor éste y otros casos de corrupción que son del dominio público; no pueden quedarse sólo en la superficie. El reto de Aristóteles es convencer a la gente de que en realidad busca justicia, no venganzas políticas.

miércoles, 5 de junio de 2013

Ladrones y, para colmo, cínicos

Presumiendo su Ferrari.

   Se atribuye al presidente mexicano Sebastián Lerdo de Tejada (1823-1889) la frase aquélla de que “el poder viene con el dinero y el dinero viene con el poder”, lo que claramente significa que para llegar a gobernar se necesita dinero, pero una vez en el gobierno el dinero llega solo, aún sin buscarlo.
   En la anterior entrega comenté aquí que la corrupción goza en México de una sólida tradición fundada durante la época colonial, pero muy bien abonada y cultivada después de la Independencia, durante el siglo XIX, en el porfiriato y más aún en la Revolución, hasta nuestros días.

Hoy roban y hasta presumen

   Los políticos corruptos casi siempre ostentaron sus mal habidas riquezas, pero da la impresión de que cada día se descaran más. Hoy día un funcionario público no sólo se conforma con robar, sino que lo presume a los cuatro vientos al exhibir lujosas residencias, automóviles, guardarropas y un opulento estilo de vida, imposible de lograr con su sueldo oficial.
   Claro está que hace 30, 40 o 50 años muchos funcionarios también robaron todo lo que pudieron, pero da la impresión de que entonces eran más discretos, más cuidadosos con las formas, por lo menos con la cuestión legal, porque además, al que agarraban in fraganti lo obligaban a renunciar a su cargo, bajo la amenaza, raras veces cumplida, de meterlo a la cárcel.

Hay denuncias precisas, pero no pasa nada

   Actualmente hay denuncias precisas contra funcionarios que durante los últimos años se enriquecieron en el ejercicio del poder, incluso hay seis exgobernadores en capilla (y los que faltan...), pero no pasa nada; difícilmente pisarán la cárcel, porque además les sobra dinero para defenderse con todas las argucias legales habidas y por haber.
   Hay que advertir que si la exlideresa magisterial Elba Esther Gordillo se encuentra hoy tras las rejas, esto no se debe precisamente al desvío de miles de millones de pesos de su sindicato, sino a sus graves errores políticos, entre los que destaca haberse peleado ni más ni menos con quien manda en este país. Pecado capital.
   En conclusión, si en la actualidad hay en México políticos y exfuncionarios que ostentan sus mal habidas riquezas, es porque saben que no les pasa nada.
    ¡Jamás se había visto tanta impunidad!
   Imagen: http://www.excelsior.com.mx/nacional/2013/06/05/902574
    Va el enlace del anterior artículo sobre corrupción:
http://mediosiglodeperiodista.blogspot.mx/2013/05/la-corrupcion-cancer-nacional.html

miércoles, 29 de mayo de 2013

La corrupción, cáncer nacional

   Hoy que se encuentran en la mira de la justicia por lo menos seis exgobernadores: Andrés Granier, de Tabasco; Tomás Yarrington, de Tamaulipas; Armando Reynoso Femat, de Aguascalientes; Narciso Agúndez, de Baja California; Juan José Sabines, de Chiapas, y Marco Antonio Adame, de Morelos, es momento de reflexionar seriamente sobre el cáncer de la corrupción que devora al país.

Profundas raíces en la época colonial

   Con profundas raíces en la Nueva España y abonada sin descanso después de la Independencia, la corrupción no ha dejado de florecer en México durante casi cinco siglos, al margen de ideologías y programas políticos de los distintos partidos que lo han gobernado.
   Sobran pruebas de que la corrupción anidó en el país durante los 300 años del dominio español. En contraparte, abundan los testimonios de antiguos cronistas sobre la vocación de honradez en las sociedades prehispánicas y la severidad con que se castigaba en ellas a los funcionarios corruptos.

Con alternancia o sin ella, la corrupción avanza

   Cuando se descubren casos de corrupción en algún gobierno, los partidos políticos de oposición aprovechan para criticar a los gobernantes en turno y al mismo tiempo prometer honestidad, pero luego que estos partidos ascienden al poder, no hacen otra cosa que solapar las mismas anomalías que antes combatieron.
   De esta manera, la alternancia registrada en diversos estados de la República demuestra una vez más que la honestidad no es una cuestión de gobiernos ni de partidos políticos, sino de personas, independientemente de su ideología, militancia o simpatías partidistas.
   Lejos de que la alternancia haya incidido en la solución del problema, existe la percepción nacional e internacional de que éste avanza.
   Los planes contra la corrupción sólo han servido de banderas electorales. Entre las medidas planteadas para combatirla destacan aumentar el sueldo de los empleados públicos, inculcar valores de honradez a los niños, agilizar la administración pública mediante innovaciones tecnológicas, mejorar los sistemas de información y quejas y promover la participación ciudadana en el gobierno, pero nada de esto ha funcionado.

Consecuencias de la corrupción

   El problema no sólo tiene consecuencias económicas, debido al desaliento de las inversiones, sino también políticas y sociales. Un gobierno notoriamente corrupto pierde imagen y tiende a caer, mientras que una sociedad acostumbrada a resolver sus problemas por la vía del cohecho, del embute o la "mordida", difícilmente mejorará sus niveles de bienestar y justicia, porque sus relaciones estarán viciadas de principio.

La impunidad alienta prácticas corruptas

   Importante es advertir que la mayoría de quienes se involucran en actos de corrupción lo hacen porque sienten que no serán castigados, es decir, que su falta, si así la consideran, quedará impune para siempre, porque así han quedado las de otros funcionarios y las de muchos amigos y conocidos.
   Si alguien ve que tal o cual funcionario se enriqueció de la noche a la mañana en el ejercicio público, y lejos de que alguien lo llame a cuentas se le ve gozando de prestigio y reconocimiento social, ese alguien y muchos más querrán hacer lo mismo.
   Por ello es necesario reforzar el sistema de justicia para que no queden impunes los delitos de cualquier tipo, específicamente los relacionados con el manejo deshonesto de los fondos públicos.
   Imagen: Decomiso de billetes en Tabasco (Excélsior).

miércoles, 22 de mayo de 2013

La crisis del campo mexicano



El nuevo Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 establece la necesidad de una estrategia “para construir el nuevo rostro del campo y del sector agroalimentario, con un enfoque de productividad, rentabilidad y competitividad”.

Los principales retos en el sector –agrega- son fortalecer su capitalización, mejorando la oportunidad y el costo del financiamiento, y promover, además, la innovación y el desarrollo tecnológico, así como un desarrollo regional equilibrado.

Políticas erráticas del gobierno

El sector rural ha sido víctima de las políticas erráticas del gobierno a través de toda la historia del México independiente.

Luego de alcanzar el país su independencia, en la segunda década del siglo XIX, los políticos se dedicaron, no a sentar las bases de una sólida economía agrícola, como era su obligación, sino a pelear por el poder público. Lamentablemente, así lo exigía la lucha ideológica.

Tranquilizado el país, vino la paz porfiriana, cuando ciertamente recibió el campo un gran impulso mediante el desarrollo de prósperas haciendas, pero se olvidó algo fundamental para el sostenimiento de cualquier sistema económico y político: la justicia.

Desde fines del siglo XIX y hasta la primera década del XX los empresarios del campo gozaron de seguridad y tranquilidad para trabajar, no así la mayoría de peones de las haciendas, que apenas lograban sobrevivir.

Los caudillos revolucionarios

Llegó la Revolución y los caudillos se fueron al otro extremo: destruyeron las unidades de producción agropecuaria que fueron base del sistema económico porfirista y repartieron la tierra entre los campesinos a cambio de votos.

Medio siglo de demagogia agraria no produjo ni podía producir otra cosa que miseria.

Los últimos gobiernos mexicanos recogieron ciertamente los restos de un sistema agrario improductivo, en crisis, pero tampoco hicieron gran cosa para mejorar la situación, aún admitiendo el desorden en los mercados, el colapso del sistema financiero rural, la incongruencia entre el desarrollo nacional y el proyecto del campo, así como la falta de visión a largo plazo.

La esperanza muere al último

No han faltado proyectos sexenales para dignificar al campesino, abatir el rezago, aumentar el ingreso, mejorar la eficiencia productiva primaria y superar, en suma, las condiciones de vida de la población rural mediante un desarrollo integral y sostenible del sector.

Sin embargo, como siempre ocurre en éste y en otros campos del quehacer nacional, los planes no aterrizan y los problemas crecen en vez de resolverse.

Pero la esperanza muere al último. Ojalá que el nuevo Plan de Desarrollo se traduzca en hechos concretos que rescaten al campo de su ancestral atolladero.
Imagen: del sitio Huejuquilla El Alto en Facebook.

Sobre el mismo tema, recomiendo al apreciado lector el siguiente artículo que habla de un programa iniciado en Jalisco hace 50 años, y que de haberse continuado, no estuviésemos hablando hoy de bancarrota:
http://mediosiglodeperiodista.blogspot.mx/2013/04/camino-de-la-prosperidad-en-el-campo.html

miércoles, 15 de mayo de 2013

Envejecer es obligatorio... Crecer es opcional



                Transcribo el siguiente relato enviado a mi correo por un estudiante:
                El primer día de clase nuestro profesor desafió a los alumnos a que nos presentásemos a alguien que no conociésemos todavía. Me quedé de pie para mirar alrededor cuando una mano suave tocó mi hombro. Miré atrás y vi a una pequeña señora, viejita y arrugada, sonriéndome radiante, con una sonrisa que iluminaba todo su ser. Dijo:
                -  "Eh, buen mozo. Mi nombre es Rosa. Tengo 87 años de edad. ¿Puedo darte un abrazo?"
                Me reí y respondì: - "¡Claro que puede!" Y ella me dió un  gigantesco apretón.
                 - "¿Por qué está usted en la Facultad en tan tierna e inocente edad?", pregunté.
                Respondió juguetona: - "Estoy aquí para encontrar un marido rico, casarme, tener una casa, hijos y entonces jubilarme y viajar".
                - "Está bromeando", le dije. Yo estaba curioso por saber qué la había motivado a entrar en este desafío con su edad, y ella respondió:
                - "Siempre soñé con tener estudios universitarios, ¡y ahora estoy teniendo uno!
                Después de clase caminamos hasta el edificio de la Unión de Estudiantes, y dividimos un "milkshake" de chocolate. Nos hicimos amigos instantáneamente. Todos los días en los siguientes tres meses teníamos clase juntos y hablábamos sin parar. Yo quedaba siempre extasiado oyendo aquella "máquina del tiempo", compartir su experiencia y sabiduría conmigo.
                En el curso de un año, Rosa se volvió un ícono en el campus universitario y hacía amigos fácilmente dondequiera que iba. Adoraba vestirse bien y se reflejaba en la atención que le daban los otros estudiantes. Estaba disfrutando la vida. Al fin del semestre invitamos a Rosa a hablar en nuestro banquete de futbol. Fue presentada y se aproximó al podium. Cuando comenzó a leer su charla preparada, dejó caer tres de las cinco hojas al suelo. Frustrada, tomó el micrófono y dijo simplemente: "Discúlpenme, ¡estoy tan nerviosa! Nunca conseguiré colocar mis papeles en orden, así que déjenme hablar a ustedes sobre aquello que sé. 
                 Mientras reíamos, ella despejó su garganta y comenzó: - "No dejamos de jugar porque envejecemos, envejecemos porque dejamos de jugar". Existen pocos secretos para que continuemos jóvenes, felices y obteniendo éxito: Necesitamos reír y encontrar humor en cada día. Necesitamos tener un sueño, pues cuando se pierde, uno muere. ¡Hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y ni siquiera sospechan! Hay una enorme diferencia entre envejecer y crecer [...] Cualquiera consigue quedar más viejo. Eso no exige talento ni habilidad. La idea es crecer a través de la vida y encontrar siempre oportunidad en la novedad. Los viejos generalmente no se arrepienten por aquello que hicieron, sino por aquellas cosas que dejaron de hacer. Las únicas personas que temen a la muerte son las que tienen remordimientos."
                Rosa terminó el último año de la Facultad. Una semana después de recibirse, murió tranquilamente durante el sueño. Más de dos mil alumnos fuimos a su funeral en tributo a la maravillosa mujer que enseñó, a través del ejemplo, que nunca es demasiado tarde para ser todo aquello que uno puede probablemente ser.
            Imagen del sitio En defensa de los ancianos en Facebook.

martes, 7 de mayo de 2013

Libertad de expresión en riesgo




   La libertad de expresión, considerada como madre de todas las libertades, se encuentra en serio peligro en México, debido a los frecuentes ataques a periodistas que desde hace años han venido a sembrar el temor en el gremio, lo que necesariamente inhibe la libertad de informar.
   Con lo anterior no sólo pierden los comunicadores la oportunidad de hacer bien su trabajo, sino que la sociedad entera se priva del derecho a mantenerse bien informada sobre los asuntos que más pueden interesarle, como son los de seguridad y administración honesta de los recursos públicos.
   Vergonzosa impunidad de 91%
   Con motivo del reciente Día Mundial de la Libertad de Prensa, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) informó que del año 2000 a la fecha ha documentado 84 homicidios de periodistas y, de 2005 al 30 de abril de 2013 se registraron 20 desapariciones de comunicadores y trabajadores de los medios, así como 39 atentados en contra de sus instalaciones y daños a sus herramientas de trabajo.
   De estos casos, 143 en total, 27 han sido consignados ante la autoridad judicial, y de ese total, sólo en 12 se ha dictado sentencia condenatoria, cifra esta última que representa 9% de los casos, por lo que existe un índice de 91% de impunidad.
   Preocupan las constantes agresiones a los comunicadores, pero igualmente es lamentable ese elevado porcentaje de impunidad, que estimula desde luego a quienes se han fijado como meta acabar con la libertad de expresión por medio de la violencia.
   Derecho ganado a base de mucha sangre
   Además, está de por medio el cumplimiento de un derecho constitucional ganado a base de mucha sangre. Hidalgo, Juárez y Madero, en tres distintas épocas de nuestra Historia, no pelearon por otra cosa: la libertad fue la esencia de su lucha.
   Por lo tanto, está en riesgo la conquista más importante del pueblo mexicano, que es el derecho a expresarse y a estar bien informado.
   Urgen garantías para informar
   El Gobierno en sus tres niveles, federal, estatal y municipal, no debe escatimar recurso ni esfuerzo alguno para proteger a los trabajadores de los medios de comunicación y emprender acciones eficaces para aplicar justicia ante los delitos cometidos, abatiendo ese enorme y vergonzoso índice de impunidad.
   Es difícil cumplir la obligación de informar con libertad sobre los graves asuntos que atañen al Gobierno y a la sociedad cuando no existen en el entorno las garantías necesarias para ello.
   Imagen: Hidalgo. Mural de Clemente Orozco en Palacio de Gobierno. Guadalajara, México.