Ingeniero agrónomo Ramón Padilla Sánchez.
Algunos de
mis lectores quizás conocieron personalmente al ingeniero Ramón Padilla Sánchez;
otros le oyeron mentar, y habrá quienes no les suene su nombre, pero fue uno de
los grandes agrónomos que ha dado el Estado de Jalisco; tuve la fortuna de
conocerlo por los años 60 del siglo pasado, cuando él se desempeñaba como
gerente del Banco de Crédito Ejidal, con sede en Guadalajara,
mientras yo hacía mis pininos como reportero adscrito a la Plana Local del
periódico El Informador.
Como buen
alteño, el ingeniero Padilla era franco, honrado, trabajador y enamorado de la
tierra, de la agricultura, especialmente del maíz; fue maestro de tiempo
completo y director de la Escuela de Agricultura de la Universidad de
Guadalajara, creador del Sistema Zapopano para la Producción de Maíz y uno de
los principales promotores del Plan Jalisco Agrícola que logró para esta entidad la
primacía nacional en la producción maicera, dentro del equipo que formó el entonces gobernador y posteriormente secretario
de Agricultura y Ganadería, profesor Juan Gil Preciado.
Sus amigos
agrónomos llamaban al ingeniero Padilla “El Rey de los Silos”, por su especial
empeño en la construcción de estos depósitos de forraje verde para el ganado, dentro del esquema que él mismo ideó para lograr la
prosperidad agropecuaria.
Durante una
de las numerosas entrevistas que le hice, el ingeniero Padilla me entregó una
tarjetita manuscrita por él mismo donde establecía los 14 pasos consecutivos
para la prosperidad del campo. Hurgando en mis papeles encontré hace
unos días este documento, que creo recobra hoy actualidad cuando tanto se habla de la bancarrota del campo nacional.
En este Camino de la prosperidad no debe faltar
el programa (qué, cuándo y dónde sembrar); el crédito para quienes no pueden auto habilitarse; fertilizantes, semillas mejoradas,
insecticidas, mejoradores del suelo, maquinaria agrícola y silos de trinchera, en una primera etapa.
Esto permite pasar a un segundo nivel que comprende la explotación de vacas lecheras, engorda de ganado y animales
de registro, para finalmente, con el apoyo del Gobierno, obtener precios de
garantía y entrar a la industrialización agropecuaria y la organización
del mercado.
De hecho, el
ingeniero Padilla demostró que las comunidades ejidales podían recorrer en
pocos años hasta los últimos tramos de este camino, al crear, apoyar y promover diversas industrias pecuarias en Amatitán, Jal., a donde frecuentemente llevaba a sus alumnos para
que conocieran todo el ciclo productivo.
Si este
camino de prosperidad se hubiera seguido en Jalisco y en todo México durante el último medio siglo, nadie estaría hablando hoy de bancarrota.
El maestro Ramón Padilla Sánchez fue mi profesor; uno de los mejores profesores de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Guadalajara. Siento un gran orgullo de haber sido su alumna.
ResponderEliminarEl ingeniero Padilla fue también para mí el gran maestro cuando cubría para El Informador la fuente de Agricultura. Un gran abrazo.
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