El problema
del transporte ha sido uno de los que más afectan desde hace décadas el
desarrollo de Guadalajara, sin que hasta la fecha se hayan logrado acuerdos consensuados entre gobernantes, técnicos
y población en general, para darle solución definitiva.
Gobiernos
van y vienen y los diversos proyectos que se han planteado y ensayado no
encuentran un cauce definitivo, porque sobre las opiniones de la gente que más conoce
sobre el tema, se imponen luego intereses partidistas y personales que dan al
traste con lo bueno que pudiera hacerse.
Un sistema que se cae de viejo e
inservible
Ante los
vicios que arrastraba el transporte público de la ciudad desde los años 20 del
siglo pasado, ya en los 70 se ensayaron proyectos como la introducción de
trolebuses importados, que resultaron chatarra, así como la participación del
Estado con sus propias unidades y a través de servicios concesionados a
particulares.
En los años
80 se creó la primera línea del Tren Eléctrico Urbano por la Avenida
Federalismo, aunque desde entonces se insistía en que la solución definitiva
para el problema del transporte en Guadalajara no era otro que el Metro
convencional, solución que siempre se postergó por falta de recursos.
En los 90 se
estableció la segunda línea del Tren Ligero por Javier Mina-Juárez-Vallarta, y
más tarde, en lo que parecen puras ocurrencias, llegaron los microbuses, macrobuses
y choribuses.
Aristóteles Sandoval anuncia nuevo
modelo
Hace unos
días el gobernador Aristóteles Sandoval anunció la creación de “un nuevo modelo
de transporte público” a cargo de un comité integrado por el propio Ejecutivo
estatal, transportistas y sociedad civil. Se habla de un reacomodo de rutas que
tomará en cuenta la futura línea tres del Tren Ligero, misma que probablemente
comunique a Guadalajara con Zapopan y Tlaquepaque.
Lo cierto es
que en materia tan importante para la vida económica y social de la ciudad, como es el transporte, todavía no hay suficiente
claridad. Lo esencial es que los nuevos proyectos se formulen con visión de
futuro, en forma integral, optando por las mejores alternativas técnicas, y que una vez
aprobados se mantengan como programa de obra pública por los sucesivos
gobiernos, al margen de intereses personales y de banderías políticas. Basta de
ensayos.
Imagen: De la página Yo soy tapatío en Facebook.
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